lunes, 18 de mayo de 2015

TRANSFÓRMAME A TU IMAGEN

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"El himno 279 es una oración que todos necesitamos hacer" Carlos A Steger
 
     Estaba terminando la carrera de Teología, y en pocos meses entraría a trabajar donde la iglesia me llamara. Durante cuatro años había recibido instrucción y la inspiración por parte de los miembros del personal. De diversas maneras, mis profesores y mis consejeros habían hecho lo mejor que pudieron con el fin de formarme. Pero su labor educativa en relación conmigo estaba terminada, y en breve yo asumiría la responsabilidad de ayudar a otras personas en su crecimiento espiritual. En lugar de recibir, comenzaría a dar. Aunque desde el comienzo de la carrera había deseado que llegara el momento de la graduación, al aproximarse comencé a experimentar un extraño sentimiento de incertidumbre y, sobre todo, de incapacidad. Había tratado de prepararme de la mejor manera posible, pero sentía que el desafío ministerial requería más que solamente conocimientos intelectuales ; para ser un instrumento de salvación para las personas, necesitaba una relación viviente de dependencia total de Cristo.
 
     En esas circunstancias, llegó la última Semana de Oración del año. El lema elegido por el orador, "Renuévame, Señor", sintetizaba la necesidad que yo sentía; por esa razón, hice mía la oración expresada en el lema de esa Semana. Cuando el departamento de Música abrió un concurso entre los estudiantes para componer el himno lema, volqué mi sentir en dos estrofas y un coro.
 
     La primera estrofa comienza con una confesión comienza con una confesión contrita de mi tibieza espiritual y expresa mi deseo sincero de reconsagrarme al Señor. Así, él podrá renovarme, inspirarme  valor y transformarme a su imagen. El plan de Dios para cada uno de nosotros no termina allí. Por eso,  la segunda estrofa presenta mi deseo de llevar a otros el mensaje de esperanza, mediante una vida de servicio por amor.
 
     El himno se cantó durante esa semana de oración y fue usado posteriormente en congresos y otras semanas especiales. Durante años, se lo conoció por su título original, "Renuévame Señor". Sin embargo, a fin de evitar que se confunda con otro canto que lleva el mismo título, recientemente decidí retitularlo como "Transfórmame a tu imagen".
 
     Han pasado más de tres décadas desde que escribí ese himno. El mundo ha cambiado en muchos aspectos, pero todavía necesita urgentemente recibir el evangelio. Y nosotros, más que nunca, necesitamos reconsagrarnos enteramente al Señor y pedirle que perdone nuestra tibieza espiritual, nos renueve y nos transforme a su imagen.

 
 
Carlos A. Steger (Doctor en Teología y decano de la Facultad de Teología de la Universidad Adventista del Plata)
 

Extraído de REVISTA ADVENTISTA - Pág. 15 - JUNIO 2011

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