sábado, 10 de enero de 2015

Un cristianismo terrenal

Un cristianismo terrenal

Germán Granberg

     Muchos cristianos siguen a Cristo especialmente por motivos personales; es decir, sigo a Cristo porque el me ayuda en mis problemas, en mi trabajo, en mis estudios y en mis relaciones interpersonales. Hasta un cierto punto, esto es verdad: Dios se goza en ayudarnos en cada momento. Pero, por otro lado, puede ser peligroso si nuestra vida cristiana se limita solo a ello, aun cuando tengamos una vida de devoción diaria.

     Un cristianismo que no se proyecta más allá de la vida cotidiana, es decir, hasta la eternidad, es un cristianismo terrenal. En otras palabras, la mayoría de los cristianos están más preocupados por que Cristo los ayude en su vida cotidiana que en su salvación eterna. Pablo instó: "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Filipenses 2:12). También, Jesús mencionó, en el Sermón del Monte, que Dios nos ayudará en nuestros asuntos cotidianos, pero, exhortó: "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" (San Mateo 6:33).

     Debemos aclarar que estos cristianos "terrenales" saben que Cristo vendrá y les dará vida eterna, pero por sus actitudes y hechos demuestran que, para ellos, la única realidad que existe e importa es la de ahora. Invierten tiempo, esfuerzo y recursos en la "comida que perece" (San Juan 6:27), y hasta llegan a sacrificar principios por ello.

     Una de las razones para esta realidad es que se está perdiendo la conciencia de la cercanía de la segunda venida de Cristo, el gran clímax del plan de salvación, en la cual recibiremos la vida eterna precisamente por ser cristianos. Inconscientemente, las actividades diarias y la comodidad que nos trae la tecnología hacen que vivamos para el presente. "Satanás se ha esforzado continuamente por eclipsar las glorias del mundo venidero y atraer toda la atención a las cosas de esta vida. Ha procurado arreglar las cosas de modo que nuestro pensamiento, nuestra ansiedad, nuestro trabajo, se enfoquen plenamente en las cosas temporales, para que no veamos ni comprendamos el valor de las realidades eternas" ("A fin de conocerle", p.170).

     La aparente falta de santificación dentro de la iglesia es fruto de esta realidad. La santificación "es una completa conformidad con la voluntad de Dios" ("Reflejemos a Jesús", p.72). Pero, hoy el cristiano está más preocupado por las tareas que el mundo le proporciona que por su conformidad con la voluntad de Dios. Vive el ahora "con Cristo", y no se preocupa por prepararse para su venida, porque le parece lejana y fuera de su realidad próxima.

     Al principio, los discípulos de Jesús vivieron un cristianismo terrenal. Estaban tan preocupados porque Cristo solucionara sus asuntos políticos del  pueblo de Israel que no comprendieron que Cristo quería libertarlos del pecado, y no del yugo romano. Pero, después de pasar tiempo con Jesús, sufrir pruebas, orar y recibir al Espíritu Santo, su cristianismo cobró sentido.

     "Deberíamos cumplir concienzudamente con todos los deberes de la vida de todos los días, pero también es esencial que cultivemos, por encima de todo lo demás, el sagrado afecto hacia nuestro Señor Jesucristo" ("A fin de conocerle", p.170).

     Nuestro cristianismo debe comenzar en el corazón, pasara a la vida cotidiana y extenderse hacia la eternidad. Preocupémonos por nuestra salvación, y Dios se ocupará de nuestros problemas diarios. "Así que, no se preocupen diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Con qué nos vestiremos? Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas" (San Mateo 6:31-33, NVI).



Germán Granberg es Licenciado en Teología y estudiante de Psicología en la Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina.

(Extraído de Revista Adventista, Asociación Casa Editora Sudamericana,  Julio 2012, p. 15)

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